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miércoles, 11 de enero de 2012

El madrid de los primeros Borbones


EL MADRID DE LOS PRIMEROS BORBONES


La dinastía borbónica comienza con el reinado de Felipe V, nieto Luis XIV,  sucediendo a la casa de Austria tras la muerte del último rey perteneciente a ésta sin herederos, Carlos III en 1701.
A los pocos años de iniciar su reinado, en 1734, se produce el incendio del Alcázar el gran símbolo de poder de la dinastía de los Austrias, y también se pierden joyas y obras de arte. Dos años después se inicia la construcción del nuevo Palacio Real.
Madrid en este momento era una ciudad sucia, polvorienta y sin organización o servicios urbanos como el alcantarillado o adoquinado de las calles. Tampoco disponía de avenidas amplias y rectilíneas.
En 1720 el Marqués de Vadillo, corregidor de la ciudad, pide asesoramiento a Pedro Rivera para llevar a cabo un proyecto de mejoras y modernización en la ciudad. Ribera construye el puente de Toledo, solucionando los problemas que existían desde mediados del siglo anterior ya que los puentes provisionales de madera los destruía las fuertes corrientes del Manzanares; es un puente muy largo ya que abarcaba la ancha vaguada del río. El puente posee arcos de medio punto, miradores, fuentecillas y se dispusieron dos capillas dedicadas a Santa María de la Cabeza y a    San Isidro.
También planifica la orilla del Manzanares donde construye la iglesia de la Virgen del Puerto, diseña el Hospicio de San Fernando ya bajo el reinado de Fernando VI. Las tareas de embellecimiento continúan con la construcción de las academias de Lengua, Historia y Medicina, se funda la Biblioteca Nacional y la Fábrica de Tapices además de iglesias y palacios.

A Felipe V le sucede Fernando VI que contrae matrimonio con la portuguesa Bárbara de Braganza quién, en colaboración con el Marqués de la Ensenada se prosigue con las mejoras de la villa, pero de una forma más pausada, se colocan los primeros faroles particulares en las puertas de las viviendas y se conforma el barrio de las Salesas Reales.

Carlos III accede al trono el 11 de septiembre de 1759 llegado de Nápoles tras la muerte de Fernando VI que fue incapaz de sobreponerse a la muerte de su esposa. Carlos III fue denominado como el mejor alcalde de la ciudad, pero a pesar de esto su llegada no fue demasiado tranquila debido a que al poco tiempo tuvo que cesar a Esquilache, su primer ministro ante las protestas del pueblo que no estaba dispuesto a permitir que se acortaran las capas y se prohibieran los sombreros de ala ancha.
Su interés por modernizar el país se refleja en Madrid donde crea una red de alcantarillado, iluminación pública y pavimenta las calles, para estos proyectos su arquitecto fue Sabatini.
Hizo que no se tiraran las basuras a la calle, sino que se guardaran en cubos hasta que las retiraran los basureros; obligó a poner canalones en las casas para evitar que el agua escurriese directamente a las calles e hizo construir pozos para las aguas fecales y sumideros para las aguas de cocina y aseo.

Se colocan un gran número de faroles den plazas, calles y paseos y se prohíbe el uso de armas blancas bajo pena de seis años de presidio a los nobles y de seis años de trabajo a plebeyos.

Bajo el reinado de Carlos III se construyen algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad en la actualidad como son: la Cibeles, Neptuno o la Puerta de Alcalá.

En el ámbito científico construye el Observatorio Astronómico, se crea el Jardín Botánico, el Museo de Ciencias Naturales (actual Museo del Prado) y el Hospital Real. También se crea en diciembre 1763 un sistema de lotería.
En 1788, un año antes de que comience la Revolución Francesa fallece en Madrid, Carlos IV será el heredero que ya tendrá más de 40 años cuando alcance el poder. Durante este período Madrid vivió una de sus peores épocas. En agosto de 1791 un  incendio destruyó casi por completo la Plaza Mayor y la cercana iglesia de S. Miguel; la reconstrucción de Plaza la realizó Juan de Villanueva.



Fuentes






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