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lunes, 5 de diciembre de 2011

La situación económica y social de la España del Antiguo Régimen

LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DE LA ESPAÑA DEL ANTIGUO RÉGIMEN
La España del principio del siglo XVIII se caracterizaba por una economía rural y señorial, una sociedad estamental y una estructura política dominada por la monarquía absoluta.
Este sistema político, económico y social fue denominado Antiguo Régimen por los revolucionarios franceses en 1789 y es el que intentaron cambiar los monarcas borbones que ocuparon la corona española a lo largo de todo el siglo.
La sociedad española del Antiguo Régimen estaba dividida en tres órdenes o estamentos caracterizados por la desigualdad jurídica y la escasa movilidad social. La nobleza y el clero constituían los dos estamentos legalmente privilegiados que poseían tierras, fuente de la riqueza y el poder, no pagaban impuestos y ocupaban los cargos y dignidades públicas. A la nobleza se accedía por nacimiento o nombramiento real, y a pesar de su escasa importancia numérica, en torno al 5%, poseía gran parte de la propiedad de la tierra.
Por su parte, el clero, otra minoría en torno al 2% que agrupaba a los eclesiásticos de cualquier categoría, atesoraban cuantiosos bienes y casi la mitad de la propiedad territorial. Asimismo, la nobleza y la iglesia eran titulares de un gran número de de señoríos jurisdiccionales que les daban derechos sobre los campesinos en extensos dominios para ejercer justicia, cobrar impuestos y exigir trabajos.
El tercer estamento no privilegiado por la ley estaba formado por un conglomerado de grupos sociales, con actividades y situaciones muy diversas, que no gozaban de derechos ni privilegios, y sobre el que recaía el peso de los impuestos y, por tanto, del mantenimiento de los privilegiados y las cargas del Estado.
El campesinado, la inmensa mayoría de la población, se encontraba aún sometida al régimen señorial que le despojaba de la mayor parte de sus rentas y le mantenía en los límites de la supervivencia.
La escasa y débil burguesía industrial y mercantil carecía de empuje para impulsar5 cambios en la estructura social.
La economía estaba basada en la agricultura tradicional, a la que se dedicaba en torno el 80% de la población, era la principal fuente de riqueza y trabajo en la España del siglo XVIII, a pesar de su atraso y bajo rendimiento. Estaba condicionada por el régimen de propiedad y explotación de la tierra, cuyo marco jurídico era de origen feudal.
Gran parte de las tierras cultivables eran por lo general grandes latifundios mal aprovechados o sin cultivar, tierras amortizadas por la propiedad de la nobleza y la iglesia, que la arrendaban para su cultivo, pero que al estar vinculadas a sus propietarios no se podían vender ni comprar. Además, nobleza y clero recibían, a través de impuestos y derechos señoriales, la mayor parte de la producción obtenida por los campesinos, sustanciosos ingresos que no utilizaban para renovar las técnicas y aumentar la productividad de la agricultura.
Había campesinos propietarios, especialmente en la zona norte, con una situación económica difícil por la cantidad de impuestos y derechos señoriales que habían de pagar. En peor condición se encontraban los arrendatarios o aparceros, que dedicaban la mayor parte de la producción a pagar las rentas.
Pero eran los jornaleros, mayoritarios, los que tenían las condiciones más duras, debido a la estacionalidad de su trabajo. Esta estructura agraria impedía el acceso a la propiedad de la tierra y contribuía a mantener el atraso técnico y la escasa rentabilidad.
Los escasos excedentes de la agricultura limitaban la capacidad de comprar y dificultaban los intercambios. La industria tradicional, el taller artesanal, continuaba sometido al régimen gremial que control.aba la producción y los precios, impidiendo la competencia y la introducción de nuevas técnicas. Además, la producción industrial era escasa, el sistema de transportes deficiente y la existencia de aduanas y peajes internos hacían que los intercambios quedaran circunscritos al ámbito local o comarcal.

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