Mapa Villuga |
Se conocen los
caminos que existían en estos siglos debido a los “Repertorios de Caminos” o
guías del viajero.
El más importante es el “Repertorio de todos los Caminos en el que hallarán
cualquier viaje que quieran andar muy provechoso para todos los caminantes” cuyo autor es Pero Juan de Villuga. Esta guía se publicó en Medina del Campo, en 1546,
contenía un total de ciento treinta y nueve itinerarios que equivalían a
alrededor de 18.000 Km. Estos caminos recuerdan en numerosas ocasionas a las
calzadas romanas ya que coinciden en su trazado.
Es
notable la mayor densidad de caminos que existe en el centro de España ser debido a su mayor
expansión económica y demográfica así como la nueva red de caminos en el País Vasco,
zona que fue escasamente colonizada por los romanos
También
es importante señalar que, con el paso del tiempo, las comunicaciones de los
puertos mediterráneos con el interior, abandonan el recorrido costero debido
posiblemente, al peligro de sufrir ataques por parte de los piratas que
asediaban las costas españolas.
En
ninguno de los “Repertorios”, se detallan las características técnicas de los
caminos, por lo que hay que acudir a las relaciones de viajes para tener una idea de cómo eran; no estaban
pavimentados, y en ocasiones ni siquiera tenían un trazado fijo estando en la
mayoría de los casos abiertos sobre el terreno natural .Eran caminos que, en
tiempos de lluvia y nieve, se volvían muy dificultosos, sobre los que el
tráfico, tanto de personas como de mercancías solo podía generalmente hacerse a
caballo.
Camino Real en el Valle de Mena |
Aunque en la época de los Austrias se
construyeron numerosos puentes eran insuficientes, y en la mayoría de los casos
el paso de los ríos había de hacerse sobre vados, lo que dificultaba mucho más
los viajes, haciéndolos peligrosos en las épocas de crecidas.
La
construcción de tramos de calzadas nuevas, como la reparación de éstas, correspondían
a los municipios por los que pasaban, y sólo en el caso de obras de gran envergadura
podían convertirse en responsabilidad del Consejo Real. Esta institución, se
encargaba en este caso de la autorización, así como de administrar las
contribuciones especiales para sufragar las obras, que incidían sobre los
municipios afectados.
En
1610 el portugués Juan Bautista Labaña, recibió el encargo por parte de la
Corona de cartografiar la Península Ibérica en su obra “Itinerario del Reino de
Aragón”.
Fuentes:
www.ingenierosdelrey.com/articulos/caminos/caminos_reales.htm
Una vez más, Nadia nos deja un comentario enormemente interesante. Vendrá bien para la preparación de una de las preguntas del examen.
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